Durante años hemos crecido bajo la idea de que vivimos en la época dorada de los trasteros. SSD. Una tecnología de memoria que aparentemente había llegado para relevar a los discos duros HDD tradicionales.
La tecnología de memoria SSD representó para muchos un salto importante en cuanto a rendimiento y optimización de las velocidades de lectura.
Basta con utilizar un ordenador cuyo sistema operativo esté instalado en un disco SSD y compararlo con la velocidad de arranque y procesamiento de otro ordenador que utilice únicamente discos HDD para darse cuenta de que la diferencia de rendimiento es abismal.
Cuando empezamos a ver estas distinciones, la conclusión parecía tan obvia como inevitable: los SSD habían llegado para sustituir por completo a los “obsoletos” HDD.
Pero la realidad es que quizás sea hasta este año 2022 que nos hayamos percatado de un pequeño gran detalle que merece la pena evaluar con detenimiento.
Y es que las unidades de estado sólido se han mantenido relativamente estancadas al límite de su capacidad de almacenamiento, mientras que los HDD siguen creciendo en su poder de almacenamiento.
Las unidades SSD no superan los 4 TB por este motivo
Para ser honesto, la arquitectura interna de los SSD es una obra maestra de la ingeniería moderna.
En esencia, la lógica de su fabricación es muy similar a la de una memoria USB, donde sus velocidades de lectura son un factor crítico y muy destacado.
Pero, como nuestros colegas de zona duraHabría unos ejes fundamentales que condicionan la capacidad de almacenamiento actual de los SSD: los chips de memoria, su número de capas y bits por celda, así como el número de chips por unidad.

“Actualmente, los SSD se han quedado con memorias de 4 bits por celda (QLC) y saltar a 5 bits por celda (PLC) no es fácil. Dar el salto a las memorias de PLC parece muy complicado.”
Así lo apunta la publicación donde, a nivel técnico, dar el salto evolutivo no es caro ni factible en estos momentos para el mercado. Todo mientras es muy difícil aumentar el número de capas por memoria.
Micron hasta el momento se presenta como la memoria más avanzada con memorias de 232 capas, pero son complejas de fabricar y su costo no es factible.
A esto se suma el detalle de que las dimensiones físicas del SSD también definen la estructura de capas para aumentar la capacidad.
Por lo tanto, parece que los SSD se quedarán atascados en ese máximo de 4 TB por un tiempo.
Durante años hemos crecido bajo la idea de que vivimos en la época dorada de los trasteros. SSD. Una tecnología de memoria que aparentemente había llegado para relevar a los discos duros HDD tradicionales.
La tecnología de memoria SSD representó para muchos un salto importante en cuanto a rendimiento y optimización de las velocidades de lectura.
Basta con utilizar un ordenador cuyo sistema operativo esté instalado en un disco SSD y compararlo con la velocidad de arranque y procesamiento de otro ordenador que utilice únicamente discos HDD para darse cuenta de que la diferencia de rendimiento es abismal.
Cuando empezamos a ver estas distinciones, la conclusión parecía tan obvia como inevitable: los SSD habían llegado para sustituir por completo a los “obsoletos” HDD.
Pero la realidad es que quizás sea hasta este año 2022 que nos hayamos percatado de un pequeño gran detalle que merece la pena evaluar con detenimiento.
Y es que las unidades de estado sólido se han mantenido relativamente estancadas al límite de su capacidad de almacenamiento, mientras que los HDD siguen creciendo en su poder de almacenamiento.
Las unidades SSD no superan los 4 TB por este motivo
Para ser honesto, la arquitectura interna de los SSD es una obra maestra de la ingeniería moderna.
En esencia, la lógica de su fabricación es muy similar a la de una memoria USB, donde sus velocidades de lectura son un factor crítico y muy destacado.
Pero, como nuestros colegas de zona duraHabría unos ejes fundamentales que condicionan la capacidad de almacenamiento actual de los SSD: los chips de memoria, su número de capas y bits por celda, así como el número de chips por unidad.

“Actualmente, los SSD se han quedado con memorias de 4 bits por celda (QLC) y saltar a 5 bits por celda (PLC) no es fácil. Dar el salto a las memorias de PLC parece muy complicado.”
Así lo apunta la publicación donde, a nivel técnico, dar el salto evolutivo no es caro ni factible en estos momentos para el mercado. Todo mientras es muy difícil aumentar el número de capas por memoria.
Micron hasta el momento se presenta como la memoria más avanzada con memorias de 232 capas, pero son complejas de fabricar y su costo no es factible.
A esto se suma el detalle de que las dimensiones físicas del SSD también definen la estructura de capas para aumentar la capacidad.
Por lo tanto, parece que los SSD se quedarán atascados en ese máximo de 4 TB por un tiempo.