Tras el grave accidente de tránsito ocurrido este domingo en la vía a San Ramón, en las cercanías del Colegio Internacional, donde un chofer atropelló a cuatro caballos, los cuales fallecieron posteriormente, los vecinos del sector esperan que un hecho de estas características no se repita.
Aunque el conductor resultó prácticamente ileso, su vehículo resultó gravemente dañado como consecuencia del accidente. Pero la historia pudo haber sido otra porque pocos pueden explicar el milagro salvo por la magnitud del impacto.
En este contexto, los habitantes de los sectores El Milagro, San Joaquín y Serena Oriente sostienen que en reiteradas ocasiones han denunciado la gran cantidad de animales, como vacas y caballos, que campan a sus anchas por el sector, pero no han logrado conseguir que nadie se haga cargo definitivamente de esta situación.
En ese sentido, Iris Araya, vecina del sector de San Ramón, señala que junto a un grupo de vecinos siempre llamaban para alertar a la policía sobre la gran cantidad de caballos que circulan por la calle y que esto podría ocasionar un accidente.
“Nos cansamos de llamar, nos dijeron que poco podían hacer en esta situación. Vinieron un par de veces, pero como las llamadas eran casi todos los días, se aburrieron y no volvieron a aparecer por estos lares. Es hora de poner fin a este problema”.
Para uno de los conserjes de los condominios ubicados en las faldas de Cerro Grande, el tema de los animales sueltos es un hecho cotidiano. Afirma que muchas veces es un verdadero rebaño que supera los diez ejemplares, aunque reconoce que el problema también lo genera la velocidad a la que viajan algunos conductores.
“Lo único que hacemos es sacarlos del condominio, no sabemos a quién pertenecen. Muchas veces entran por detrás del sector de Huachalalume”.
Reitera que los conductores también deben tener cuidado con la velocidad porque en cualquier momento un animal puede cruzarse en la vía.
“Más en estos sectores en los que lo urbano y lo rural están casi juntos, hay muchas parcelas y las poblaciones están una al lado de la otra. Una mala combinación”, agregó.
En ese sentido, Carolina Contreras, presidenta de la Junta Vecinal del sector 4R de El Milagro, señala que esto ha sido un problema durante años y que ha sido muy difícil establecer quiénes son los dueños de los animales que andan sueltos en la vía pública. carreteras.
“Aparte del papel que cumplimos denunciando, no podemos hacer nada si la autoridad no se hace cargo. Esto se ve en cualquier época del año y hay de tres a diez animales que andan sueltos comiendo en las plazas o jardines delanteros.
Contreras argumenta que es urgente controlar, no a los animales, sino a los dueños que les permiten deambular por estos sectores.
“Esperamos que las autoridades se organicen y puedan hacer algo, porque lo único que podemos hacer es avisar a los vecinos por donde transitan los animales”.
Pero, ¿quién debería hacerse cargo de estos animales en las vías? La respuesta obvia es sus dueños. Pero estos son los primeros en desaparecer cada vez que sucede un hecho de la magnitud del ocurrido el pasado domingo.
Porque son ellos quienes les permiten salir para que los caballos y las vacas busquen su alimento en las propiedades cercanas o porque los cercos no están en buenas condiciones, lo que facilita su huida.
Además, si ocurre un accidente, lo más probable es que no se haga responsable de algo, como tener que pagar o que le cobren una multa.
SIN OBLIGACIÓN
Desde el Servicio Agrícola Ganadero sostienen que no es obligación de los dueños de los caballos tenerlos con identificación, por lo que es difícil saber a quién pertenece.
Al respecto, el director(es) regional(es) del SAG, Jorge Mautz, explica que los bovinos deben ser identificados a través de un Dispositivo Oficial de Identificación Individual (DIIO) que se encuentra registrado ante el SAG y mediante el cual se puede realizar una identificación. identificación y trazabilidad del animal.
“Sin embargo, en el caso de los equinos, no existe una norma que exija que el registro o la inscripción sean obligatorios, por lo que el registro queda a criterio del propietario. En estos casos, pueden ser identificados a través de un chip, que permite la identificación del animal, su dueño y el inmueble en el que se encuentra. Sin embargo, lamentablemente esta práctica de identificación aún no es tan utilizada por los dueños de este tipo de animales”.
Mautz afirma que como SAG siempre recomiendan tener la debida identificación de estos, ya que permite tener un registro adecuado del ejemplar e incluso evitar delitos como el hurto.
CATASTRO
Al respecto, Gonzalo Arceu, jefe de seguridad municipal en La Serena, dijo que estos días están haciendo un recorrido por los rebaños detrás de Cerro Grande, para georreferenciar estos lugares, verificar y tomar contacto con algunas personas que tienen caballos. .
“En cuanto a los animales fallecidos, nadie ha ido a reclamarlos y creemos que no aparecerán. Es difícil saber a quién pertenecían y también estamos a la espera de si el dueño del vehículo va a emprender alguna acción legal.
Arceu explica que los vecinos siempre señalan a una persona que vive en el barranco de Tierras Blancas, la que ha sido multada en repetidas ocasiones por esta situación, aunque culpa a las personas que cortaban sus vallas para acortar el camino y se escapaban por ese lugar. animales
“Lo fuimos a buscar y según él no son sus caballos, ya que les cortaba el pelaje de la cola para identificarlos. Inspeccionamos sus corrales, pero no tenemos forma de saber si los caballos muertos eran de su propiedad”.
Gonzalo Arceau aclara que cada vez que reciben un aviso de los vecinos van y conducen sus caballos hacia la zona de la quebrada Tierras Blancas,
“También hemos montado un corral en el terreno de la exCordep, donde los dejamos mientras contactábamos a los dueños”, dijo.
LEGISLACIÓN
Respecto a qué autoridades deben atender el tema y poner solución a esta circulación de animales por las rutas o calles, la legislación de tránsito es clara al indicar que Carabineros tiene las facultades legales para incautar animales sueltos en la vía pública y entregarlos a los tribunales. A su vez, los municipios pueden subastarlos si nadie se presenta a reclamarlos.
En este contexto, el artículo 165 de la Ley de Tránsito prohíbe dejar animales sueltos o amarrados de forma que puedan entorpecer el tránsito, y agrega que el paso de animales de un lado a otro de la calzada sólo podrá hacerse en personas autorizadas y previamente. lugares marcados.
La norma establece que los propietarios u ocupantes de predios con acceso a la vía pública deberán mantener en buen estado los cercos y portones para evitar la salida del ganado, así como que el arreo de animales en las vías nacionales sólo podrá realizarse con autorización de la autoridad correspondiente.
La Ley de Organización y Atribuciones de los Juzgados de Policía Local, por su parte, les otorga la facultad de ordenar el decomiso de la especie objeto de la denuncia, como sanción asociada a infracciones de la Ley de Tráfico.
Por su parte, y sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley 18.290, las municipalidades podrán incluir en sus ordenanzas locales disposiciones destinadas a solucionar este problema.
El abogado Rodrigo Aracena, sostiene que en materia de sanciones, la Ley de Tránsito en su artículo 200, que se refiere a las infracciones o infracciones graves de tránsito, contiene una norma específica que tipifica como infracción grave “el tener animales sueltos en la vía pública o los cierres en mal estado que permitan su salida al mismo.” Más allá de esto, no existe otra norma nacional especial que regule específicamente esta materia.
Existen ordenanzas municipales que prevén sanciones y multas al respecto. En la comuna de La Serena rige desde 2016, cuando fue aprobado por el concejo municipal y es sancionado con 5 UTM.
En este contexto, Aracena sostiene que, no obstante, con carácter general puede decirse que esta materia puede encuadrarse dentro del régimen de responsabilidad extracontractual contemplado en nuestro Código Civil y que al respecto prevé que el propietario de un animal “es responsable de los daños causados por ella, incluso después
“Nos cansamos de llamar”: Indignación ante riesgo latente de caballos sueltos en las calles