En el Día Internacional de la Educación conmemorado el 24 de enero, el INDH recuerda los hallazgos del capítulo “Derechos humanos de la niñez y la adolescencia en el ámbito escolar pospandemia” de su Informe Anual 2022.
El documento sostiene -entre varias conclusiones- que se desconocen los efectos de la pandemia en la educación. A la fecha, dice el INDH, faltan evaluaciones de impacto sobre el aporte educativo de los materiales y recursos educativos para la educación a distancia.
Hubo falta de diligencia por parte del Estado para enfrentar algo que ya había sido diagnosticado en septiembre de 2021 y que apuntaba a que miles de niños y niñas quedarían fuera del sistema escolar al afianzarse el impacto de la pandemia. Así lo indica “Derechos humanos de niños, niñas y adolescentes en el ámbito escolar pospandemia”, el capítulo donde el Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Chile 2022 ahonda en cómo es la vida de los estudiantes en un mundo posCovid.
Lieta Vivaldi, consejera del INDH, se refirió a los problemas educativos abordados en el informe. “El INDH analizó cómo luego del establecimiento de los sistemas de educación a distancia para enfrentar el Covid-19, las comunidades escolares volvieron a la presencialidad con medidas de protección física y mental. Precisamente estas iniciativas fueron analizadas a la luz del derecho a la educación, investigando las desigualdades durante y después de la pandemia y conociendo variables como la vuelta a la presencialidad en los casos en que los profesionales de la educación no contaban con herramientas para abordar el impacto psicosocial. ”, sostuvo el abogado.
El informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) dedicó 70 páginas a explorar esta realidad, con cifras de cuántos estudiantes estuvieron fuera de sus aulas durante los días más duros de la pandemia, entre 2020 y 2021, y cómo ha sido su volver al aula. Cuánto les está costando retomar la dinámica de aprendizaje que buscaba ser amortiguada con las clases virtuales —medida que, por las brechas sociales, no impactó a todos de la misma manera— y cuáles son las políticas restaurativas de la educación.
Con respecto a la pandemia, el informe dice que Unicef ha advertido que el regreso a la educación presencial no debe enfocarse solo en el aprendizaje académico y, en ese sentido, también es muy importante apoyar el bienestar socioemocional. de la comunidad educativa en su conjunto.
Ahora bien, durante estos dos años en los que las clases tendieron a ser virtuales, ¿cuáles fueron los efectos? Para empezar, no todos tenían acceso a una computadora para ver las clases. Según estimaciones de las escuelas, en el segundo semestre de 2021, el 25% del estudiantado no contaba con suficiente conectividad. Los establecimientos públicos fueron los que carecieron de conexión en mayor medida (33%), según la Encuesta de Seguimiento Escolar Pandemia 2021.
Los efectos son desconocidos. A la fecha, dice el informe del INDH, faltan evaluaciones de impacto sobre el aporte educativo de los materiales y recursos educativos para la educación a distancia. Peor aún, durante el período de la pandemia se suspendió la aplicación de las pruebas estandarizadas, en particular el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE), que permiten la comparación. Solo existen mediciones indirectas, como el Diagnóstico Integral de Aprendizaje (DIA), que no permiten establecer la situación nacional ni orientar una decisión de política pública.
A pesar de su alcance limitado, las indicaciones que brinda este instrumento no son buenas. El director ejecutivo de Belén Educa, Pedro Larraín, dice que “tomamos el DIA a principios de año y tenemos un 70% de rezago, es decir, solo el 30% de nuestros alumnos mostró un aprendizaje adecuado para el nivel (… ) La diversidad dentro de un aula de clases, la dispersión entre los más avanzados y los más atrasados es muy, muy grande, la pérdida de la cultura escolar, del clima escolar, de la normalización bien entendida para poder comprenderse a sí mismo en un aula, ha retrocedido mucho y eso ha sido difícil”.
Infraestructura y deserción
Ahora, los dos años más duros de la pandemia nos dejaron otras huellas. El informe dice que, según estadísticas del Centro de Estudios del Ministerio de Educación, 126 establecimientos dejaron de funcionar entre 2020 y 2022 y hubo otros que no estaban en condiciones de recibir estudiantes cuando se produjo el regreso. En julio de 2022, el 27% de los establecimientos requerían mejoras de infraestructura para aumentar la asistencia. La mayoría son de los Servicios Públicos de Educación Local (54%) o municipales (40%).
Junto a los temas de infraestructura, hubo aspectos no diagnosticados a tiempo, como la movilidad interna de personas hacia sectores menos densamente poblados por la pandemia; el traslado de estudiantes de establecimientos privados al sistema público debido a la crisis económica; y el aumento de la población migrante.
El sistema de admisión no generó una respuesta que permitiera el acceso a la matrícula a toda la población según su territorio, generando una problemática que afectó a los niños, niñas y adolescentes y provocó un mayor rezago en su aprendizaje y un escenario complejo para su reingreso a la sistema.
Se supo en septiembre
A modo de evaluación, el informe señala que “si bien las cifras fueron mejores a las proyectadas, la falta de diligencia para atender una situación diagnosticada en septiembre de 2021 —a través de acciones públicas que permitieron ampliar y mejorar la infraestructura escolar disponible, o implementar las medidas recomendado por la Mesa para la Prevención de la Deserción Escolar— tuvo como resultado que miles de niños, niñas y adolescentes quedaran total o parcialmente fuera del sistema escolar en 2022, vulnerándose el derecho fundamental a la educación”. El informe también lamenta “la falta de datos oficiales y públicos establecer la magnitud y profundidad del problema, y que otros actores no gubernamentales puedan contribuir a reducir estas brechas de acceso y permanencia en las escuelas”.
Al momento de la elaboración del capítulo, no se disponía de las cifras de deserción escolar para 2022. Pero los datos de los años anteriores sí nos permiten dar una idea de una tendencia. En la última década, las tasas habían ido cayendo hasta principios de 2020. Ese año la deserción global alcanzó los 27.768 estudiantes. A partir de 2021 volvió a aumentar y llegó a 39.498 niños, niñas y adolescentes en edad escolar que no estaban matriculados en ningún establecimiento.
A este problema creciente se suma el ausentismo. Durante el año 2022, el 37% de los estudiantes de educación básica, el 33% de la educación media científico humanista y el 39% del técnico profesional presentan una asistencia inferior al 85% en el primer semestre de 2022. Dicho margen se considera inasistencia o ausentismo severo. La cifra se duplicó en 11 regiones desde 2019 y llegó a más de 988.000 estudiantes en esa condición, lo que corresponde al 36% de la matrícula total. Desde el Ministerio de Educación, dice el informe, se indica que la situación está ligada al aumento de enfermedades respiratorias distintas al Covid, pero el Centro de Estudios del Ministerio de Educación también ha analizado otros factores como la empleabilidad de los jóvenes.
Para las organizaciones de la sociedad civil y los centros de estudios vinculados a la educación, junto con los factores antes mencionados, el ausentismo grave podría explicarse por la pérdida de la rutina escolar, el cumplimiento de otros roles del estudiante dentro de la familia, y el aumento de los problemas de salud mental ocasionados por el encierro y su consecuencia en la desmotivación y pérdida de sentido o valor de la educación formal.
Descarga aquí el Informe Anual INDH 2022
Santiago de Chile, 25 de enero de 2026
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