“No se llama teléfono, se llama smartphone” / “No se llama móvil, es smartphone”. Ambas son frases que seguro que hemos escuchado si nos tocara vivir la transición a los dispositivos inteligentes.
Desde antaño, antes incluso de que existiera internet, ver un teléfono móvil en acción era una experiencia que parecía sacada de un cuento de ciencia ficción.
Los teléfonos celulares, como se les conoce en gran parte de Latinoamérica, derivan del anglicismo teléfono móvileran un dispositivo bastante voluminoso y muy limitado en sus funciones en comparación con lo que es habitual hoy en día.
Aquellos primeros modelos solo podían hacer y recibir llamadas, con una calidad de audio bastante irregular y con el riesgo permanente de que la comunicación se cortara en cualquier segundo.
Las áreas de cobertura se limitaban a las grandes ciudades y cuando llegaron los primeros modelos capaces de soportar mensajes SMS, a finales del siglo XX, ya nos sentíamos como en el año 2059.
Con el lanzamiento del primer iPhone y los primeros dispositivos con Android, se abrió la era del teléfono inteligente, pero nunca lo llamamos así.
¿Por qué todavía le decimos teléfono al teléfono inteligente?
Nuestro compañero redactor de Xataka, Javier Jiménez, ha publicado recientemente en la web una interesante editorial, bajo el título “Seguimos llamando ‘teléfono’ al smartphone aunque ya no lo usemos como tal”, que ha desencadenado esta y otra serie de reflexiones sobre cómo avanza el tiempo y la tecnología, pero no al mismo ritmo que nuestros usos y costumbres de la lengua.
La pieza de Jiménez tiene su origen en la lectura del libro ¿Hola? Un réquiem por el teléfono, de Martín Kohan, una entretenida reflexión sobre la evolución de este dispositivo que hoy conocemos como Smart Phone o smartphone.

El problema aquí es que un dispositivo de este tipo rara vez se usa para hacer llamadas y los teléfonos fijos son una curiosidad tecnológica al borde de la extinción.
Hay cifras llamativas en el texto, como que sólo el 12% de los usuarios de telefonía tienen línea fija. O que en lo que se refiere al uso de smartphones, el 98,6% de los jóvenes de entre 25 y 34 años utilizan la mensajería instantánea como medio preferido.
Pero aun así, prevalece el nombre de teléfono, a secas, o celular. Quizás al final sea lo único que sobreviva, aunque ya no tiene una relación directa con el uso real que se le da.
Le sigues llamando teléfono a tu smartphone pero ya no lo usas para llamadas [FW Opinión] – Noticias
“No se llama teléfono, se llama smartphone” / “No se llama móvil, es smartphone”. Ambas son frases que seguro que hemos escuchado si nos tocara vivir la transición a los dispositivos inteligentes.
Desde antaño, antes incluso de que existiera internet, ver un teléfono móvil en acción era una experiencia que parecía sacada de un cuento de ciencia ficción.
Los teléfonos celulares, como se les conoce en gran parte de Latinoamérica, derivan del anglicismo teléfono móvileran un dispositivo bastante voluminoso y muy limitado en sus funciones en comparación con lo que es habitual hoy en día.
Aquellos primeros modelos solo podían hacer y recibir llamadas, con una calidad de audio bastante irregular y con el riesgo permanente de que la comunicación se cortara en cualquier segundo.
Las áreas de cobertura se limitaban a las grandes ciudades y cuando llegaron los primeros modelos capaces de soportar mensajes SMS, a finales del siglo XX, ya nos sentíamos como en el año 2059.
Con el lanzamiento del primer iPhone y los primeros dispositivos con Android, se abrió la era del teléfono inteligente, pero nunca lo llamamos así.
¿Por qué todavía le decimos teléfono al teléfono inteligente?
Nuestro compañero redactor de Xataka, Javier Jiménez, ha publicado recientemente en la web una interesante editorial, bajo el título “Seguimos llamando ‘teléfono’ al smartphone aunque ya no lo usemos como tal”, que ha desencadenado esta y otra serie de reflexiones sobre cómo avanza el tiempo y la tecnología, pero no al mismo ritmo que nuestros usos y costumbres de la lengua.
La pieza de Jiménez tiene su origen en la lectura del libro ¿Hola? Un réquiem por el teléfono, de Martín Kohan, una entretenida reflexión sobre la evolución de este dispositivo que hoy conocemos como Smart Phone o smartphone.

El problema aquí es que un dispositivo de este tipo rara vez se usa para hacer llamadas y los teléfonos fijos son una curiosidad tecnológica al borde de la extinción.
Hay cifras llamativas en el texto, como que sólo el 12% de los usuarios de telefonía tienen línea fija. O que en lo que se refiere al uso de smartphones, el 98,6% de los jóvenes de entre 25 y 34 años utilizan la mensajería instantánea como medio preferido.
Pero aun así, prevalece el nombre de teléfono, a secas, o celular. Quizás al final sea lo único que sobreviva, aunque ya no tiene una relación directa con el uso real que se le da.
Le sigues llamando teléfono a tu smartphone pero ya no lo usas para llamadas [FW Opinión] – Noticias